Brisa otoñal.

   Me he despertado con ganas de olvidar, de dejar las penas en algún lugar donde nadie las encuentre, ponerme lo mejor que tenga, y salir a la calle. ¿Dónde? Donde mis pasos me guíen. 
   Quiero dejarme mecer por el viento y que mi sonrisa nunca desaparezca. No pido pasos firmes sino, compañeros de esta travesía. Que decidan solos sin equivocarse. ¿Con alguien? Mejor solo que mal acompañado. Pero si alguien decide andar conmigo, no voy a poner impedimentos. Solo, una condición: disfrutar. Tirar los errores a la basura, la vergüenza al suelo y marcarte los mejores pasos de baile sin importar lo bien o lo mal que lo hagas. 
  Lo que no pido es una noche de alcohol, desenfreno y cometiendo errores sin acordarte de estos al día siguiente. NO. Tan solo diversión, risas y alguna locura. Un descontrol vital donde te sientas única. Sentirte bien rememorando recuerdos infantiles y cometiendo alguno que otro que te haga reír hasta llorar. Saltar, correr, gritar, volar, sentirte libre. Momentos sin preocupaciones, nada de recuerdos malignos.
  Una noche donde solo seas tú. Donde tu barrera o caparazón se rompa y te sientas bien.
   Y aquí me encuentro, sin saber qué me deparará la noche. Con ganas de desaparecer ahora y aparecer al día siguiente. Adiós, espero que disfrutes tú también.

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