Aún te siento en el amargo vacío de mi alma.



     Cada noche me despierto a las tantas de la madrugada entre las sábanas que tantas noches rozaron tu piel, recordando aquellas noches tan maravillosas donde la alegría era la fuente de nuestro amor. Pero ahora lo único que rozan es el amargo vacío que has dejado en mi alma. Pero no me importa, porque tu recuerdo sigue ahí, como lo dejaste, anclado en aquél sentimiento que ahora es inexistente para ti. 
     Tan solo me queda abrazar la madrugada entre aquellas sábanas que fueron cómplices de nuestro amor y mirar a la luna que tantas veces me recuerda que volverás... pero aún no has vuelto.

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