A veces, unas simples palabras te pueden alegrar el día, cambiar el rumbo, parar las horas.
A veces, que esas palabras sean silencio no ayudan nada. Nada de nada.
Y es que a veces hay días, y días hay. Días que vienen y van. Pero yo no soy un día, soy el conjunto de todos los días y esos días son lo que soy.
A veces, y solo a veces, quiero que vengas y me sorprendas, que me hagas olvidarme de ese día y que cambies lo que soy por un momento.
Porque a veces te odio, pero siempre te quiero.
Ilustración: Sara Herranz.
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