-Qué extraño más simpático- pensó Lea. Pero de repente su sonrisa se desvaneció de la cara cuando cayó en la cuenta de que eso era, un extraño. -¿Quién eres?- preguntó rápida.
-Soy Tom, amigo... conocido de tu compañero de piso Jhon- dijo tímido.
-¿Y se puede saber qué haces en mi casa? -Lea pareció muy brusca y eso hizo que Tom retrocediera dos pasos.
-Me ha enviado él.
-¿Para qué?
-Para cuidarte.
-¿Para cuidarme? ¡Como si estuviéramos en guerra! Va, por favor, cuéntale ese cuento a otro... ¿qué haces aquí? Y ahora la verdad.
-Enserio, he venido a cuidarte. No me preguntes por qué porque no te lo diré.
Hizo ademán de sacarlo a fuera pero Tom no se movió ni un centímetro. Era demasiado... pesado.
-Lea, por favor, ¡escúchame! Todo lo que te digo es verdad, aunque no confíes en mí vas a tener que convivir conmigo, porque no me voy a marchar de aquí hasta que Jhon vuelva.
-Pues ahora mismo llamo a Jhon, bueno, mejor a la policía. Seguro que ellos sí que te sacan de aquí.
-No puedes llamar a Jhon. Está incomunicado. Ya sabes... de negocios. Y bueno, aunque llames a la policía les enseñaré esto -era un papel arrugado que sacó del bolsillo de su chaqueta donde decía -con la letra de Jhon- que tenía su autorización para quedarse allí, y más abajo que Tom era agente secreto. De repente sacó otro papel, pero esta vez de dentro de la chaqueta y se lo entregó a Lea. Este parecía una carta cerrada -y esto es para ti, supongo que él te lo explica todo ahí- dijo al fin.
-Bueno, pues quédate sentado, hasta que no lea la carta no sabré a que atenerme. Y vístete haz el favor -a pesar de la buena musculatura del chico, Lea intentó no mirarle ni tan solo a los ojos. Y así, sin mirarle, entró a su habitación y cerró con pestillo.
Lea se echó en la cama y desplegó la carta, ya que por el camino había arañado la cubierta y la había abierto. En ella pudo leer:
Hola Lea, si estás leyendo esta carta es porque el día ha llegado. Sí, me he ido por asuntos de negocios. Y por eso, he pensado que no debes quedarte sola. Te he mandado a Tom, es un gran amigo de Jessica mi secretaria y es agente secreto. Te preguntarás el por qué de tal persona... pues bien, no te lo puedo decir, de momento. Si acaso a mi me pasara algo Tom te lo contaría. Pero no te preocupes. Estoy bien. Solo voy a trabajar en un asunto muy arriesgado y no quiero que te veas involucrada.
Espero que estés bien Lea, te deseo suerte. Te quiero, aunque nunca me atrevería a decírtelo en persona, pero quiero que lo sepas. Eres parte de mi familia y siempre lo vas a ser, por eso quiero cuidarte. Acéptalo, es buena persona y no te enterarás que está en casa.
Gracias Lea.
Jhon
Tras leer las últimas palabras Lea se echó a reír. No se dio cuenta de su estupidez, pero que dijera que no se iba a enterar de que Tom estaba en casa era algo absurdo. "Con lo que a mi me gusta la soledad" pensó.
Aún tumbada se puso a pensar qué serían esos asuntos de negocios tan peligrosos y el por qué de Tom. Ella podía cuidarse por si solita sin ayuda de nadie. Pero Jhon lo sabía y aún así le envió a un agente secreto.
No le quedaba otra que convivir con Tom y aguantar sus comeduras de cabeza. Esperaba que Jhon llegara pronto de sus "asuntos".
[...]
No hay comentarios:
Publicar un comentario