XIV - Personas inesperadas en momentos inesperados.

He pensado que quedarme en casa es mucho peor, así que he decidido salir a dar un paseo. No me importa el rumbo, mis pies no siguen un camino fijo, sino que se sostienen en el limbo. 

Hace un buen día, las nubes se han dejado mecer por el viento y han dejado salir al sol. Así que voy a parar un poco para disfrutar de los rayos. La estación central. Un buen lugar para acomodarse y mirar el cielo azul. 

A pesar de ser un sitio muy visitado, hoy hay muy poca gente. Se puede decir que podría contarla con las manos. 7, 9, 10 personas. Y algún que otro coche parado en el parking de fuera. Como se nota que es verano y la gente está fuera de vacaciones. 

Espera, se me ha olvidado uno. Es un chico. Acaba de salir de la estación y parece un poco perdido. Se le ha caído la carpeta y se le han derramado todos los papeles. Creo que debo ayudarle.

+ ¡Hola! -En un abrir y cerrar de ojos recogimos los papeles, incluso antes de que pudiera hablarme.

- ¡Ho-hola! Gracias. -El chico es muy educado, y también muy guapo.

+ No hay de que. Soy Nay, ¿y tú?

- Soy.. soy Danny. Encantado.

+ Pareces algo nervioso, ¿te pasa algo? -Me gusta su acento francés. Siempre me han vuelto loca los franceses.

- No nada, solo estoy algo perdido. -Sí, debe de haber llegado hoy porque va cargado con todas las maletas. Y ahora que me fijo bien, la carpeta llevaba mapas y los billetes de avión.

+ ¿Necesitas ayuda? Me conozco Valencia como la palma de mi mano. -Le he sonreído y él me ha devuelto la sonrisa.

- Pues estaría genial, gracias. Estoy buscando el hotel NH Center.

+ Mmmm, eso está algo lejos de aquí. Si quieres te acompaño.

- No quiero causarte un problema, seguro que tienes cosas que hacer. 

+ No, tranquilo, no tengo nada que hacer hoy. -Ni mañana, ni pasado, ni al otro. Mis amigas están fuera y mi mejor amiga, bueno, examiga, mejor ni verla. No me queda nada más que mi familia.

- Entonces, ¡merci! Me vas a ahorrar horas de trayecto y de búsqueda. 

+ Encantada de ayudarte, tú también me ahorras pensar en el día de hoy, y además, me alegro de conocerte.

Y emprendimos el viaje hacia el NH Center. Cogimos un autobús que nos llevó directos al hotel ya que, la parada estaba en frente. Me contó el por qué de su llegada a España y la elección de Valencia. "Es un buen lugar para empezar" me dijo. También le conté un poco de mi vida. Pero no el desastre de los últimos días. Nos intercambiamos el teléfono y decidimos quedar otro día para tomar algo.

A quien madruga, Dios le ayuda. Y hoy ha sido mi día de suerte. Aunque aún no he podido ver la hermosura que se encuentra detrás de sus gafas de sol, ya que no se las quitó en todo el rato que estuvimos juntos.

Y sí, parece que la vida me ha dado una segunda oportunidad.