II - I thought you were different...

  Después de la discusión con su madre, Ella se fue enfadada a su habitación. ¿Por qué no puedo hacer lo que yo quiera? ¿No soy lo suficientemente mayor como para actuar bien?
  Ella se comía la cabeza, y mientras, los minutos traviesos se consumían a cada manilla del reloj. Tan solo quería salir y olvidarse, pasar una tarde con un conocido, poder llegar a ser amigos y empezar bien su nueva etapa, nada más. ¿Era mucho lo que pedía?
  Por lo visto, el tiempo voló como la rapidez del soplo del lobo para derrotar las casas de los cerditos. Quedaban 15 minutos para volver a ver a Dann. Ella, nerviosa, se volvió a peinar, retocar, y mirar su ropa una y otra vez con la duda de si iba bien o mal. Entonces el sonido del timbre la frenó antes de encaminarse corriendo hacia la puerta. Adiós papá, se pudo escuchar por el resquicio de la puerta antes de que esta se cerrara en un portazo.
  - ¡Hola Dann! -emocionada le dio dos besos, pero no se percató de que alguien más venía con él. Una chica un poquito más alta, rubia, ojos claros y con una gran sonrisa pintada en la cara - em... hola -pronunció al verla.
  - Ho-hola -dijo aquella desconocida.
  - Hola Ella, te presento a Giorgina, -Ella se quedó pensativa, ¿por qué ha traído a alguien más? ¿será su prima? ¿hermana? ¿algún familiar? Pero entonces, sus pensamientos cayeron en un pozo sin fondo- mi novia.
  - Encantada Giorgina -¿qué más iba a decir?
  Mientras iban en el coche su conversación no iba más allá de intereses y aficiones. La música era algo en común, pero solo con Dann, según Giorgina, su afición era desfilar, por lo que le quedó claro que debía ser modelo. No pudo saberlo a ciencia cierta ya que donde fueron estaba mucho más apartado de la ciudad que la casa de la propia Ella. Es decir, cero paparazzis. Era un pequeño restaurante en forma de castillo medieval. Caro, muy caro, pensó Ella. 
  Sentados ya en la mesa, la conversación se hizo más llevadera, ya que Ella le contó el por qué de su estancia en Bristol.
  - Pues espero que tengas suerte y encuentres trabajo. Seguro que para algo siempre necesitan una mano -dijo Giorgina muy segura. Se notaba la incomodidad de tener que cenar con una "amiga" de su novio. 
  - Sí, eso espero yo también. Por cierto Dann, ¿en qué trabajas tú? -necesitaba cambiar de tema, hablar de su vida se estaba haciendo muy pesado y decidió probar con una pregunta clave, que a pesar de haber pasado tiempo con él no le había hecho.
  - Em, em, no trabajo en sí, quiero decir, ayudo a unos amigos en un bar a veces, pero no hago mucho más -a Ella le daba la impresión de que estaba cambiando la verdad, para ser más exactos, mintiéndole. Estaba empezando a pensar que le guardaba algo muy serio.
  Se podía oír la risa falsa de la novia, la risa nerviosa de Dann, y Ella ya no sabía que decir, quería terminar pronto e irse a casa, no estaba siendo la velada que se esperaba. 
  Tocaron las doce y la proximidad del sueño era palpante en el ambiente. No habían bebido mucho, tan solo 2 o 3 copas de vino para acompañar la exquisita cena de aquél restaurante, pero iban un poco contentillos. Por el camino dejaron a Giorgina, ya que vivía cerca del centro. 
  - Bueno, ha sido un placer Ella, espero verte pronto -podía verse la falsedad que tenía acumulada-. Adiós Dann, mañana te llamo -y con movimiento de muñeca, se encaminó a su portal.
  Tras volver al coche, el silencio reinó la mayor parte del tiempo, hasta que Ella decidió romperlo
  - ¿Por qué? -dijo sin más.
  - ¿Por qué, qué? 
  - ¿Por qué me traes a una cena con tu novia?
  - Sé que debería haberte dicho que tenía novia, pero no sabía cómo. La verdad es que sólo íbamos a cenar nosotros solos, pero quiso venir también.
  - ¿Así que le dijiste a Giorgina que te ibas con una amiga a cenar? ¿Tú crees que te iba a dejar que fueras solo?
  - Pues creo que confía bastante en mí, no creo que eso sea un problema. 
  - Entonces, según tú, ha venido sólo a acompañarte y no a vigilarme a mí, ¿no?
  - Ella, no hace falta que te pongas así, sé que ha sido incómodo, también lo ha sido para mí, ¿sabes? Pero quería verte y era la única manera -dijo Dann con un tono de voz más apagado.
  - Yo también quería verte -dijo Ella, sin volverse a creer que fuera capaz de soltarse tanto ante una persona que hacía horas que la había conocido- pero es que no me esperaba esto. Una cena de tres, ¿qué pintaba yo ahí?
  - Para lo poco que te conozco puedo considerarte mi amiga, piensa que ha sido una quedada de amigos, como si Giorgina fuera una más -creo que el disgusto era eso, que era "su amiga" en vez de poder ser algo más. Algo que podía haber sido al no saber de la existencia de Giorgina. Pero quizás sea mejor así. Amigos.
  - Está bien. Al fin y al cabo ha servido para conocernos más. Y para conocer a tu novia -dijo seca.
  - Sí... tranquila, la próxima será mejor -si no viene Giorgina pensó Ella.
  Aparcó el coche azul eléctrico en el bordillo, y desde ahí se podía vislumbrar la luz de dentro de la casa de Ella.
  - Bueno, ya estamos. 
  - Sí, ya se ha acabado...
  - Espero verte pronto. Ya sabes, si necesitas algo, llámame.
  - Lo mismo digo.
  La alegría se había dispersado antes de la cena y aún no había vuelto. Ella quería acabar con la conversación, pero no sabía cómo, entonces él dio el primer paso dándole un beso cerca de la comisura de los labios. Ella cerró los ojos, no sabía como reaccionar, si abrazarle o correr hacia casa, pero Dann volvió a dar otro paso deseándole buenas noches y metiéndose en su coche, pensando quién sabe qué.

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